En junio de 2002, a los 15 años, me encontré en una posición que no le deseo a nadie; en la sala de examen de un hospital, esperando que una enfermera me hiciera un examen de agresión sexual. Acababa de soportar 18 horas de abuso a manos de un extraño.

Cuando regresé a casa, simplemente quería que todo volviera a la "normalidad", porque no me sentía afectado por lo que pasó. Me había desconectado de mi cuerpo y mis emociones, lo que me llevaría a 15 años de una mentira que me dije a mí mismo sobre no ser impactado por mi trauma.  

Cuando descubrí cómo me había impactado mi trauma alrededor de los 30 años, estaba fuera de la ventana de poder recibir la asistencia de la víctima para la terapia. No estaba en condiciones de pagar la terapia de mi bolsillo para ayudar a procesar mi trauma, así que tuve que encontrar formas de sanar que fueran accesibles, fáciles y gratuitas. 

Empecé a sanar mi cuerpo cuidándolo. El cuerpo abusado estaba recibiendo amor y cuidados que le permitieron sentirse seguro y comenzar a sanar. Empecé a hacer ejercicio regularmente y desarrollé una práctica de cuidado de la piel y gratitud. Estas actividades me mantuvieron conectado a tierra en mi día y mi cuerpo, y me permitieron comenzar a sanar.

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Es debido a este viaje que comencé esta misión: dar a las mujeres que han experimentado agresiones los dones para comenzar a sanar. Creo que hay algo hermoso y curativo en cuidar un cuerpo que ha sido abusado y espero que experimentes lo que yo tengo. ​